Viaje organizado en moto a Alpes – Los relatos del día 5
La delgada línea que separa cielo y tierra divide aquello que no vemos con lo que aún no conocemos.
Efectivamente, tratamos de explicar las partículas subatómicas y encontrar una razón para vivir en las marianas, sin embargo perdemos el hilo del saber lo tangible que es el mundo.
Tras una breve introspección vemos los momentos pasados como algo volátil, humo de un candil que desaparece sin dejar rastro en un océano de nubes.
Trato de encajar esa llama para guardar hechos, almacenar huellas y archivar momentos, y sí, es ahí cuando vienen las miradas llorosas por situaciones pasadas que recuerdas por una imagen neuronal, feliz por dejar esa huella en nuestro pasado para nuestro futuro.
Creo que es así como se siente cada motero cuando alcanza su propia meta, ya sea a la vuelta de la esquina o en una aventura por China.
Deja hechos, deja huellas, deja momentos…y si ansías deseos, más vale que pongas fecha a cada uno, sino, solo serán eso, deseos…
Aquí en un banco estático, esperando el próximo barco que timonear y ahí está, zarpando de nuevo al mar, esta vez uno de aguas bravas que te curten a galletazos y te embarcan por el camino de baldosas amarillas.
Volvemos un 10 de junio a escribir anécdotas abstractas.
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